Devastado y frustrado. Así acabó Fernando Alonso el Gran Premio de Singapur, una carrera a la que llegaba con unas expectativas muy altas, después de un sinfín de problemas que le acabaron relegando a la última posición de la carrera.
El inicio de la carrera parecía prometedor, con el asturiano ganándole la posición con claridad a Kevin Magnussen en la salida. No obstante, desde ahí, todo fueron problemas.
El ’14’ nunca tuvo el ritmo de sus rivales y fue perdiendo tiempo vuelta tras vuelta con ellos. Aunque no hay confirmación por parte del equipo, varios medios apuntan a que esta falta de ritmo se debió a la rotura de la cubierta de un brazo de la suspensión y de ahí que Alonso no pudiera mostrar el ritmo que sí tuvo en entrenamientos libres.
Con la aparición del Safety Car, Alonso fue a parar a boxes, pero se pasó de frenada y se salió de la línea de boxes, lo que le costó una sanción de cinco segundos que dilapidaban sus opciones de podio. Salió por detrás de un Sergio Pérez que llevaba neumáticos duros y al que fue incapaz de adelantarle durante más de diez vueltas, mientras que Esteban Ocon sí superó al asturiano.
Y por si fuera poco, Aston Martin terminó de cavar la tumba cuando realizaron una segunda parada tras el VSC provocado por el abandono del francés. Tardaron 25 segundos en la parada y Alonso salió penúltimo, situación que acabó de empeorar con un trompo del ’14’ para colocarse y terminar último.
«Carrera para olvidar, no teníamos ritmo hoy y fue una carrera complicada. A ver en Japón», declaró Alonso escueto en palabras tras la carrera.