Si piensas en una tarde tranquila en casa, o en un momento divertido con amigos, es muy probable que un paquete de galletas Oreo esté en esos recuerdos. Y es que esta popular galleta está cerca a cumplir 112 años, y en Perú se continúa consolidando entre las galletas dulces, mediante recetas populares y alianzas estratégicas con comercios, restaurantes y el mundo del entretenimiento; como su unión con la película Transformers que brindó una experiencia única y divertida a todas las edades.
La historia de OREO se remonta al año 1912, en Nueva York, Estados Unidos y fue creada por Nabisco, National Biscuit Company en ese momento. Hoy la empresa Mondelēz International es la encargada de llevar las dos galletas de chocolate, unidas por una capa de crema de vainilla a más de 100 países y ostenta el lugar número uno del mundo por volumen de venta.
Según un estudio de Euromonitor Internacional, la categoría de Galletas Dulces, barras y aperitivos de fruta en el Perú ha mantenido un crecimiento sostenido en ventas en los últimos cinco años, inclusive durante la pandemia, y pasó de 967.3 millones de soles en 2018 a 1,341.9 millones de soles en 2023.
En respuesta al cambiante escenario del mercado de snacks en el país, compañías como Mondelēz International, líder en la categoría de galletas en el mundo, ven la innovación como un gestor de adaptación a las necesidades y preferencias de los consumidores.
“Buscamos fomentar el hábito de disfrutar conscientemente de nuestros snacks, promoviendo la alimentación con intención y atención, trayéndoles beneficios al permitirles construir una relación sana con la comida”, afirmó Luis Gutiérrez, gerente de Sostenibilidad y Comunicaciones de Mondelez. “Desde hace más de un siglo, Oreo está presente en nuestras vidas y hoy tenemos el placer de elaborarlas y distribuirlas, desde el Perú, hacia más de 20 países de la región”, agregó.
OREO, la galleta que evoluciona y permanece entre las generaciones busca crear momentos de conexión en familia e invita a los consumidores a jugar mientras la comen. Es un ritual: abrirla, saborear la crema y mojarla en leche, así se ha consumido por décadas la centenaria galleta.