Desastres del automovilismo: Maserati Bora Competizione

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Maserati no ha estado tan presente en el mundo de la competición como algunos podrían pensar. El Bora Competizione fue un bonito proyecto personal fruto de un importador con visos a participar en Le Mans, no obstante, en términos competitivos puede considerarse un desastre ya que ni siquiera pudo llegar a participar de forma oficial en ninguno de los certámenes que se propusieron.

En tiempos recientes, la firma italiana Maserati ha comenzado a mostrar cierto interés en la competición. Desde el año 2022 forma parte de la parrilla de Fórmula E con el equipo Maserati MSG Racing, donde lograron conquistar una victoria en la segunda carrera del ePrix de Yakarta, Indonesia, con Maximillian Gunther al volante.

También presentaron hace unos meses el MC20 GT2, con el que participarán en la mencionada categoría durante la campaña de 2024 y que equipa el llamativo motor V6 ‘Netunno’ del que tanto se ha hablado.

No obstante, Maserati no ha sido muy ducha en el apartado de la competición a lo largo de su historia, todo a pesar de ser un pilar importantísimo de la Fórmula 1, donde en los albores de la misma allá por los años 50, participó junto a Juan Manuel Fangio al volante del 250F, cosechando varias victorias.

El Bora, por su parte, fue el primer coche presentado tras su adquisición por parte de Citröen a la familia propietaria en 1968. El movimiento buscaba el prestigio que otorgaba una marca de deportivos para la firma francesa, mientras que la italiana se beneficiaba de la tecnología de esta última, una lastra que los había perseguido desde hacía tiempo.

El coche final presentaba un diseño de Giugiario y, por primera vez en un Maserati de calle, motor central. El toque vanguardista se reflejaba en una suspensión independiente en cada rueda y un puesto de conducción cuyo volante y pedales se actuaban de manera hidráulica. La mecánica era un V8 de 4.7 litros, 310 caballos y cambio manual de cinco relaciones. Fue presentado en marzo de 1971.

Nunca existió un plan para competir, ya que los problemas económicos acuciaron durante la mayor parte de su existencia a lo largo del Siglo XX, pero un importador francés de Maserati, Thépenier, vio potencial en el mismo. Ya contaban con experiencia en el campo, pues mantenían prototipos de sport de equipos privados de la marca desde los años 60.

En 1972, apenas un año después de comenzar a venderse el coche, tenían ya preparadas dos unidades de su Bora Competizione, tal y como fue bautizado. El resultado fue un bólido que, a pesar de contar con una planta más ancha y musculosa, recibía una cura de adelgazamiento de 300 kilos con respecto al coche de serie, que lo dejaba en unos escasos 1.100 kilos en vacío. Por su parte, la mecánica fue el único aspecto que recibió algo de apoyo de fábrica, ya que los ingenieros prepararon y colocaron el V8 de 4.9 litros del Quattroporte para lograr extraer 435 caballos del mismo. 

Curiosamente, la variante americana del Bora presentaba desde el comienzo un V8 de 4.9 litros, pero limitado a 284 caballos por las restrictivas normas anticontaminación. Más tarde, Maserati ofrecería esta cilindrada en todos los mercados, con una potencia de 330 caballos.

Los responsables de este Competizione lo introducirán en el denominado Grupo 4 de coches ‘Sport’, en competencia directa con máquinas como el Ferrari 365 GTB74 Daytona o el De Tomaso Pantera GTS, entre otros. Desafortunadamente para ellos, la FIA había cambiado en 1971 los requerimientos de homologación para esta categoría, de 25 unidades fabricadas en un plazo de 12 meses a 500. El Bora no había alcanzado ni de lejos esas cifras.

A pesar de todo, la intención de Thépenier de tomar parte en la carrera de carreras no se vio frenada e inscribió a dos pilotos: François Migault y Jean Pierre Jaussaud. El coche, además, se había mostrado competitivo en los test privados.

Para la cita de las 24 Horas de Le Mans, el equipo se presentó y pudieron dar unas cuantas vueltas de exhibición en las que incluso la revista francesa ‘Virage’ pudo subirse al coche. Pero finalmente, la FIA —por entonces CSI, ‘Commision Sportive Internationale’—, no dio luz verde al proyecto.

El segundo intento tuvo lugar durante la prueba de ‘Tour Auto’, en septiembre de 1973 en Francia. Esta prueba de resistencia se caracterizaba por tener un formato al estilo rally, se celebraba a lo largo de diez días y se pisaban algunos circuitos permanentes. Coche y pilotos estaban preparados, pero la organización no los dejó competir por los mismos motivos.



La última vez que se habló de ellos se comentaba la posibilidad de que se estuviesen preparando para entrar de lleno en el Grupo 5 de cara a la temporada de 1974, pero sin el apoyo oficial de Maserati, que por aquel entonces sufría de lleno la crisis del petróleo. Citroën se deshizo de Maserati en mayo de 1975 y fue Alejandro de Tomaso quien tomó las riendas de la compañía.

El Bora por su parte se fabricó hasta 1978 con un total de 564 unidades producidas y en lo que se refiere a las unidades del Competizione, una de ellas acabo en Arabia Saudí, mientras que la otra quedó en manos de Thépenier hasta que el importador quebró en 1985. Ahora en manos privadas se presenta en algunos espectáculos de competición.

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