¿Se imaginan un Oktoberfest sin alcohol? Podría sonar a una idea descabellada, sin embargo, la industria de las bebidas con baja graduación de alcohol tiene un alto crecimiento que podría convertirse en un futuro bastante cercano, opinan expertos en la industria del consumo.
El Oktoberfest, la icónica celebración alemana que data de 1810 y que el año pasado batió el récord de asistencia con 7,2 millones de visitantes, ha trascendido fronteras, llegando a distintos países de Latinoamérica, donde cada vez más personas adoptan esta tradición, adaptándola a sus propias costumbres y gustos locales como en Buenos Aires, Lima y Ciudad de México, hasta pequeñas localidades.
Múnich, la histórica sede del Oktoberfest, abrió el pasado 18 de julio su primer Biergarten o jardín de cerveza sin alcohol. Esta iniciativa se debe a los cambios de consumo, y preocupación por el consumo excesivo de alcohol en la ciudad.
Robinson señala que actualmente existe un boom por la cerveza sin alcohol en Alemania. Datos de la Oficina Federal de Estadística en Wiesbaden indicaron que en 2023 se produjeron alrededor de 556 millones de litros de bebidas no alcohólicas, esto significa que la producción se duplicó en los últimos diez años.
En Perú, se ha experimentado un notable auge en el consumo de cervezas sin alcohol, reflejando una tendencia global hacia estilos de vida más saludables y responsables. Cada vez más peruanos, tanto jóvenes como adultos, están optando por esta alternativa para disfrutar del sabor característico de la cerveza sin los efectos del alcohol.
En el caso de México, existe un crecimiento compuesto mayor al 30% en los últimos cinco años, lo que significa un ritmo 15 veces mayor de consumo de bebidas con baja graduación de alcohol en comparación con la categoría de cerveza tradicional, señala Nielsen y en Argentina, se espera que este mercado cierre el año con ventas de aproximadamente 74 millones de litros.
A nivel mundial, también la categoría de bebidas con baja graduación de alcohol ha crecido, principalmente por una generación Z que busca alternativas más saludables, comenta Julie Robinson. De hecho, un estudio de Berenberg Research descubrió que la Gen Z bebe un 20% menos per cápita a comparación de los millennials, además que el 64% de estos jóvenes agregó que esperan beber menos en su vida adulta.
El que un país con una ley de pureza en la cerveza que se mantiene firme desde hace más de medio siglo esté ofreciendo en uno de sus festivales más importantes alternativas, significa que no sería descabellado ver en el futuro la primera carpa o zona libre de alcohol en el Oktoberfest, señala Robinson.
El auge de bebidas con baja graduación de alcohol es una tendencia cada vez más marcada dentro de la industria del consumo. Estas iniciativas, finaliza Julie Robinson, subrayan la importancia de adaptarse a las preferencias de las nuevas generaciones, que priorizan el bienestar y un consumo más responsable. Para maximizar el impacto de estos productos y conectar efectivamente con sus audiencias, las marcas deben trabajar de la mano con aliados estratégicos y expertos en comunicación, asegurando que su mensaje de innovación y responsabilidad llegue a los consumidores adecuados en el momento justo.