Presentado el pasado 10 de octubre, el Tesla Robotaxi es, junto al Tesla Robovan, la gran apuesta de futuro de Tesla y de su carismático CEO, Elon Musk, que quiere transformar su empresa desde su actual papel como primer fabricante del mundo de coches eléctricos a una compañía de servicios tecnológicos que ofrezca tanto hardware -seguirá fabricando vehículos eléctricos- como software y servicios de conducción autónoma.
La piedra angular para este futuro se llama Tesla Robotaxi y se trata de un prototipo de coche de conducción autónoma que Elon Musk quiere comercializar “antes de 2027” por “unos 30.000 dólares y ofrecer a compañías de taxi o a flotas de empresas.
Entre los pocos detalles que Elon Musk dio a conocer de este prototipo -además de sus dos plazas o que sus puertas se abrirán hacia delante- está el hecho de que podría contar con carga inalámbrica, lo que supondría una inversión en infraestructura -bien en la inclusión de esta tecnología bajo las plazas de aparcamiento o la creación de ‘bases de carga’- para las ciudades en las que operase este vehículo.
El enorme problema del Tesla Robotaxi que Elon Musk no quiere tener en cuenta
Pero ese no es el principal problema del Tesla Robotaxi, ni muchísimo menos. El problema del futuro vehículo autónomo de Tesla tiene que ver, precisamente, con su conducción autónoma.
De entrada, es la propia Tesla la que cuenta con un primer problema, ya que su conocido sistema de conducción Autopilot FSD es en realidad un sistema de conducción autónoma de tipo 2 que requiere la asistencia del conductor, y tanto el Tesla Robotaxi como el Tesla Robovan requerirían de una tecnología de conducción autónoma total -de nivel 5- que no necesitara la acción humana en ningún momento.
Pero, dejando eso aparte y confiando en que Tesla lograra desarrollar lo suficiente su sistema en los próximos años, el verdadero problema de la marca norteamericana es la legislación de su propio país.
El ‘ogro regulatorio’ se llama NHTSA
Según señala Autonews, los fabricantes que quieran hacer circular por carretera vehículos que carezcan de volante o de controles requeridos por las normas de seguridad de EE.UU. deben solicitar siempre un permiso a la NHTSA, la Administración Nacional de Seguridad del Tráfico norteamericana.
Y la NHTSA ha confirmado que, efectivamente, Tesla les ha solicitado un permiso para que el Robotaxi pueda circular. El problema está en que este organismo sólo ha concedido esa excepción a una compañía en los últimos años -a la empresa de vehículos de transporte autónomo de mercancías Nuro, en 2020- y que otras excepciones solicitadas por los grandes fabricantes, como la que realizó General Motors para su prototipo de conducción autónoma Cruise en 2022; han caído en saco roto. No en vano, GM tuvo que cancelar este vehículo autónomo el pasado mes de julio después de esperar durante más de dos años a que la NHTSA les concediera la excepción, una autorización que nunca llegó.
Pero, seamos optimistas y pensemos en que Tesla, debido a su importancia industrial y repercusión mediática, logra la excepción de la NHTSA. Aun así, le quedarían dos grandes problemas a los que hacer frente.
Tesla tendrá que cumplir la normativa de cada estado de EE.UU.
El primero es que las excepciones que concede NHTSA sólo permiten la puesta en circulación de un máximo de 2.500 unidades. Una cantidad que chocaría frontalmente con la intención de Elon Musk y de Tesla de desplegar masivamente el Robotaxi.
Y el segundo es que, además de los permisos de circulación nacionales, Telsa requeriría los permisos de circulación para vehículos autónomos de cada estado de EE.UU. en que quiera que el Tesla Robotaxi circule.
Aquí, cada estado ofrece una normativa distinta. Si bien algunos como Tejas no solicitan ningún permiso específico para estos vehículos que conducen ‘sólos’, otros como California -un estado ‘caramelo’ para el Tesla Robotaxi por el interés de su Administración en vehículos ecológicos- requieren informes muy estrictos sobre la seguridad de los sistemas de conducción autónomos.
Y he aquí el problema final y, a la vez, principal de Tesla. Tal y como señala el profesor Bryant Walker Smith, profesor de derecho de la Universidad de Carolina del Sur y experto en vehículos autónomos en Autonews: “los obstáculos regulatorios [a los que se enfrenta la marca] se deben a que Tesla no tiene y no puede mostrar un sistema de conducción automatizado razonablemente seguro«. Y tras años de problemas de seguridad relacionados con el sistema de conducción automatizado de Tesla, el Autopilot FSD, nadie puede negar eso.
Solucionar definitivamente estos problemas de seguridad del Autopilot FSD aún llevará algún tiempo a Tesla, un factor que podría hacer que la comercialización del Tesla Robotaxi se retrase hasta una fecha, a día de hoy, imposible de indicar.