Tardó varias vueltas, pero finalmente Sergio Pérez pudo adelantar a Carlos Sainz en Monza. Todo ello después de una férrea defensa del Ferrari, que tenía más velocidad punta en las rectas. Supo Carlos cerrar la puerta, colocándose en el interior al finalizar la recta de meta.
Pero el Red Bull era superior y finalmente Checo pasó. Nuevo podio para él, el octavo de la temporada, y otra vez por detrás de su compañero de equipo en Red Bull, Max Verstappen.
Se quejó de la falta de velocidad punta tras la carrera: «Era muy difícil adelantar, mucho más de lo que pensábamos, pienso que nos faltaba algo de velocidad en línea recta».
«Yo estaba la mayor parte del tiempo a dos o tres décimas. Con dos, me estaba dando una oportunidad, pero a tres, ni siquiera me acercaba, así que para llegar a través de Charles y luego a Carlos era bastante difícil. Tuve que desgastar mucho mis neumáticos», explicó el mexicano, segundo clasificado en el campeonato del mundo por delante de Fernando Alonso.
Desde el viernes (a pesar del toque al muro), Pérez insistió en que se sentía mucho más cómodo al volante: «Creo que hemos progresado mucho. En cuanto a la puesta a punto, me siento mucho más cómodo en el coche, así que espero que veamos el mejor estado de forma en las próximas carreras».
Volvió a colarse detrás de su compañero y a recuperar sensaciones después de una batalla muy tensa ante los dos Ferrari. Su abrazo con Christian Horner al finalizar la carrera lo decía todo. Checo disfrutó… aunque lejos de Verstappen. Esa es su realidad.
