Max Verstappen va a lo suyo y hace oídos sordos a lo demás. El neerlandés ni se inmutó porque en Austin fuera pitado por numerosos aficionados mexicanos o latinos cuando estaba en el cajón más alto del podio después de ganar el Gran Premio de Estados Unidos.
Al ser anunciado el ya campeón, varios fans abuchearon al número 1 y le dedicaron gritos de ‘Checo, Checo’ cuando recibía el trofeo de triunfador. A esta cita suelen acudir muchos seguidores mexicanos, por la cercanía con la frontera, más otros ya residentes en EEUU.
Posteriormente, Verstappen fue cuestionado por el tema en Viaplay, la cadena que tiene los derechos de la F1 en Países Bajos. ‘¿Te molestan los abucheos?’, le preguntaron. Su respuesta fue rotunda. «No. Al final, soy yo el que se lleva el trofeo a casa«, replicó con una amplia sonrisa en la cara.
La que le espera
Todo esto puede ser minúsculo con lo que le espera esta semana en el circuito Hermanos Rodríguez, de México. Allí se ha vivido una temporada muy agitada, con declaraciones de Helmut Marko, el asesor de la escudería austriaca, que no sentaron nada bien. Sergio Checo Pérez, compañero de Max, ha recibido muchas críticas a nivel internacional por su rendimiento y en el país azteca se le defiende a capa y espada.
Bromas y risas
Verstappen, en esa entrevista, también fue interpelado por lo que puede ocurrir el próximo domingo. ‘Si la semana que viene es diez veces peor y ganas, ¿qué pasa?’, le lanzó el periodista. Su respuesta, otra vez, clara. «Entonces, me volveré a ir a casa con el trofeo. Estará bien así», afirmó entre risas.
Está claro que el ya tricampeón del mundo sólo tiene en mente volver a ganar en México y que no piensa, ni mucho menos, regalar lo más mínimo a Pérez en casa.
