El primer peatón atropellado por un auto: la historia de Bridget Driscoll

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Bridget Driscoll, así se llamaba la primera persona que fue atropellada por un vehículo, tal día como hoy de 1896. Ocurrió en Londres, cuando esta mujer británica se dirigía a un evento de la Liga Católitca de la Cruz. Falleció en el acto.

El automóvil, al menos el automóvil con motor de combustión, tiene algo más de 130 años. El primer vehículo animado por un motor de combustión, el famoso Benz Patent-Motorwagen, apareció en 1886 y creó tanto escepticismo como sorpresa. Sin embargo, los vehículos autopropulsados son mucho más antiguos y se remontan hasta 1769, cuando Nicolas-Joseph Cugnot fabricó el Dardier à vapeur, un artefacto con motor a vapor que, según se cuenta, sufrió un accidente durante una de sus pruebas –aunque hay informes que lo desmienten–

Sí, el ser humano ha buscado cómo superar sus límites casi desde que se tienen registros históricos, pero hay un detalle que llama poderosamente la atención: el primer vehículo autopropulsado también sufrió el primer accidente de un vehículo automóvil. Con esto debería quedar claro que el riesgo rodea a los coches desde el primer momento que se comenzó a experimentar con la idea.

Cuando Karl Benz desarrolló su triciclo, el considerado primer automóvil de la historia –cuya réplica podéis disfrutar en el Museo de la Automoción de Salamanca–, no esperaba que su mujer, Bertha Benz, se embarcara en un viaje de 105 kilómetros para asombro y previsiblemente terror de los transeúntes. Fue un viaje sin más incidentes que algunas averías que hubo que subsanar por el camino.

Hubo que esperar 10 años para que ocurriera la primera pérdida humana por culpa de un vehículo automóvil. Ocurrió en 1896, el 17 de agosto de aquel año, en Londres, para ser más exactos. Ese fatídico día, Bridget Driscoll, una mujer británica de 44 años, fue arrollada por lo que entonces se denominaba «carruaje sin caballos». Este incidente provocó que Bridget cayera al suelo y se golpeara fuertemente la cabeza, lo que provocó su fallecimiento.

Un triste suceso que, no obstante, muestra que los peatones y los automóviles siempre estarán en conflicto. Bridget paseaba por los terrenos del Palacio de Cristal de Londres, camino de un evento de la Liga Católica de la Cruz, en compañía de su amiga Elizabeth Murphy y May, la mayor de sus tres hijos. En ese momento, en un área ubicada detrás del Palacio de Cristal llamada Dolphin Terrace, se llevaba a cabo una exhibición de tres vehículos importados por la compañía Anglo-French Motor Carriage.

Al volante de uno de esos «carruaje sin caballos» estaba Arthur James Edsall, quien perdió el control del vehículo y salió disparado hacia Bridget y sus dos acompañantes. Gritó en varias ocasiones que se apartaran, al tiempo que hacía sonar una campañilla, que por entonces hacía de señal sonora de proximidad –las bocinas llegaron después, y el claxon, todavía más tarde–. Pero la británica de 44 años no pudo apartarse a tiempo y fue arrollada. Cabe destacar que, por entonces, la velocidad máxima de aquellos aparatos no era superior a los 16 kilómetros/hora, pero los organizadores habían limitado la velocidad a seis kilómetros/hora durante la exhibición por precaución.

El caso llegó hasta la Justicia, que, tras las declaraciones de los testigos y diferentes pesquisas, determinó que el fallecimiento de Bridget fue un accidente. El forense encargado del cuerpo de Bridget llegó a manifestar su esperanza de que nunca volviera a ocurrir algo similar a lo que ocurrió con aquella mujer. Esperanzas vanas, pues solo en 2022 fallecieron por atropello en España más de 110 peatones, un 11% más que en 2021.

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