Corría el año de 1910, cuando una joven pareja de ingleses llegó en barco al puerto del Callao para emprender una nueva vida en el Perú. Radicados en el Rímac, uno de los distritos más históricos de Lima, José Robinson Lindley y su esposa Martha abrieron un pequeño local donde vendían bebidas carbonatadas caseras.
En 1935, Lima celebraba 400 años desde su fundación, y los Lindley decidieron producir una bebida única para conmemorar el evento y su nueva patria.
José Lindley comenzó a experimentar con diferentes mezclas, a base de hierba luísa , verbena de limón, mimando los ingredientes y los niveles de carbonatación hasta encontrar la fórmula adecuada. Así nació Inca Kola, un refresco afrutado que se lanzó el 28 de julio de 1935, con este pegadizo eslogan:
Inca Kola, sólo hay una y no se parece a ninguna.
Esta bebida suele acompañar a la gran mayoría de platos de la gastronomía del Perú, como a aquella específicamente de origen asiático, consumida localmente y conocida como cocina chifa.
Inca Kola es una de las dos bebidas gaseosas en el mundo que, en su país de origen, superan ampliamente en ventas a Coca-Cola, que llegó al mercado peruano en 1936, la otra bebida es la escocesa Irn-Bru.
Este amplio dominio en el mercado peruano causó que, en 1999, The Coca-Cola Company adquiriera, por 300 millones de dólares, el 40% de las acciones de la Inca Kola. Como parte del acuerdo de compra, la Corporación Lindley obtuvo el derecho de embotellar Coca-Cola y las marcas afines (Fanta, Sprite, etc) en el Perú. La transnacional estadounidense obtuvo, por otro lado, la propiedad de la marca para su producción y comercialización fuera del país mientras que la Corporación Lindley la propiedad de la misma en el Perú.