Aunque el popular emblema de Porsche se utiliza desde los años ’50, fue objeto de críticas en su día y había numerosas propuestas de diseño que podrían haberle arrebatado el puesto. Por suerte, no fue así. Estas son algunas de las opciones que se barajaron.
Si en 1948, la palabra ‘Porsche’ era más que suficiente para los creadores de la marca, para 1951 el Doctor Ottomar Domnick lanzó un concurso para encontrar el logotipo representativo de la marca.
Ninguna de las propuestas que recibió fueron del agrado de Porsche, pues no cumplían con los requisitos. De una conversación entre Max Hoffman y Ferry Porsche se retomaría la idea y las líneas básicas de lo que debería ser el emblema.
El trabajo se encargó en 1952 al diseñador Franz Xaver, que dio con el resultado final. Un caballo apoyado sobre las patas traseras, con referencias al escudo de Stuttgart y detalles en dorado. Los colores negro y rojo se incorporaron pensando en la bandera estatal.
Como en la década de 1950 la impresión a color era muy costosa por las dificultades que implicaba, resultaba complicado en algunos sitios crear la imagen de forma nítida para todo tipo de soportes publicitarios. De ahí que llegaran críticas a Porsche y a su jefe de diseño Hermann Lapper por parte de los Gerentes de Ventas y de los concesionarios.
Esto sucedió en el año 1961 y en su correspondencia, ponían de ejemplos los emblemas simples de Mercedes-Benz o Volkswagen.
La marca pidió nuevos bocetos al artista Hanns Lohrer, con el objetivo de colocar el nuevo escudo en el sucesor del Porsche 365. Pero finalmente todo se archivó porque no convencía.
La decisión final fue mantener el de 1952, que para entonces ya estaba muy asociado a la marca.
