Quizá el no haber estado nunca en un equipo puntero y el llegar con la vitola de recomendado de Nicholas Todt hiciera dudar a todo el mundo, sobre todo en Italia, pero lo cierto es que desde la llegada de Frederic Vasseur (Draveil, Isla de Francia, 1968), Ferrari no ha hecho sino mejorar en casi todas la áreas la herencia que recibió de Mattia Binotto.
Fuera de la decisión de prescindir de Carlos Sainz a partir de 2025, para fichar a Lewis Hamilton, algo que se reparte entre el francés y un capricho del presidente John Elkann, Vasseur ha enderezado el rumbo de la fábrica, del coche y ha dado a sus pilotos herramientas poderosas para volver a ganar carreras. Y eso no es algo tan sencillo teniendo enfrente a Red Bull y su coche intratable en 2023 y a Mercedes, el gran dominador de la F1 en la última década.
La fábrica
Es uno de los puntos clave que se le anotan a Vasseur en su gestión. Reorganizar los departamentos técnicos, darles tranquilidad y confianza, sin el pánico al fallo de la época anterior, que creaba conservadurismo en carrera y errores encadenados en todos los órdenes.
El galo es un auténtico carrerista, llegado de lo más modesto desde que montó su propio equipo de F3 en Francia en 1996 (con sólo 28 años), y luego, junto a Nicholas Todt fundara ART en 2004. Allí conoció a Lewis Hamilton, al que llevó al título de la GP2 en 2006, antes de su llegada a McLaren y luego a Nico Rosberg (campeón de la categoría en 2007). Es alguien experto en acompasar grupos de trabajo diversos en un mismo engranaje, algo que no muchos tienen en el mundo de la competición
Y un año después, el resultado de su gestión en Ferrari es una máquina que ha pasado de ser tercero a segundo equipo de la parrilla, distanciado de McLaren y de Mercedes y que ha dejado en la tercera carrera a Aston Martin a 80 segundos de diferencia en meta. Pero la progresión sigue y han empezado a pensar en grande… para dar caza a Red Bull.
También se comenta que se ha decidido apagar cualquier tipo de rumor sobre un posible fichaje de Adrian Newey (aunque la oferta sobre él es siempre permanente), para darle valor a Enrico Cardille y su equipo de diseño, los hombres que han pergeñado el SF-24 que es evidentemente mejor a cualquier expectativa inicial.
Las paradas en boxes
Del desastre de 2022, en el que se erraba estrepitosamente uno de cada cuatro ‘pit stops’, se ha pasado a una ejecución a la altura de los mejores. En Melbourne, de las aproximadamente 38 detenciones, Ferrari logró el segundo mejor tiempo para Leclerc (2.18 segundos, a sólo 0,08 de la mejor de Red Bull) y el décimo registro para Sainz, para 2.61 seg. en su segunda parada. Así se puede competir y ganar plazas.
Además de la ejecución también se ha mejorado en el momento. De las estrategias incomprensibles se pasa a las lógicas, llevando la iniciativa y cubriendo posición cuanto toca. Sin hacer nada extraordinario pero sin fallos graves, Ferrari se iguala también en la estrategia.
Degradación de neumáticos
Era su gran talón de Aquiles en 2022 y 2023, el desgaste masivo en algunas pistas que les descolgaban de la lucha por el podio desde las primeras vueltas de la carrera. En Australia, Sainz fue el último de los coches en dejar el compuesto medio inicial, el que más lo hizo durar, hasta la vuelta 17, al estilo de Verstappen en otras pistas. Esto se consigue gracias a la gestión del piloto, al aire limpio de ir primero, pero también gracias al coche que lo permite.
Velocidad y el motor más potente
Si a todo lo anterior se le suma uno de los mejores DRS, a escasos 2 km/h del de Red Bull y un motor que es el que más potencia entrega ahora mismo de toda la F1, sin problemas de fiabilidad como el año pasado, se completa el círculo: un coche mucho más predecible para los pilotos y con una ventana de trabajo más amplia para su mejor rendimiento. Ferrari, y por lo tanto Sainz y Leclerc, pueden estar llegando a ser verdaderos contendientes al campeonato.
Suzuka, prueba de fuego
Si lo de Australia fue o no una isla o la fortuna de la rotura de Verstappen se verá en menos de dos semanas en Japón. Suzuka es un trazado que mide como pocos la eficiencia, el equilibrio y la potencia de un F1. Hace falta ser el mejor en casi todas la áreas y no tener debilidades para poder aspirar a la pole y el triunfo. Si Sainz o Leclerc lo logran, estaremos hablando de un cambio de paradigma verdadero.
«Nadie tiene una bola de cristal para saber qué podríamos haber hecho con Verstappen en carrera, pero si lo comparamos con Checo, teníamos un ritmo cómodo. Con Max podría haber sido otra historia. Creo que estábamos ahí en la primera vuelta, pero era demasiado pronto. Aún nos quedan 20 carreras, que son 20 ocasiones para pelear con Max. Tenemos que aprovechar el resultado de hoy», decía Vasseur tras la carrera, con un pequeño error de cuentas: En realidad no son 20, sino 21 las carreras que restan para el final de la temporada, la más larga de la historia.
«No estuvimos muy lejos ni en Jeddah ni en Bahréin. Sin duda, también tiene que ver el asfalto y los compuestos, pero cuando luchas por una o dos décimas cualquier cosa puede marcar la diferencia. Suzuka va a ser totalmente distinto», señalaba Vasseur, reconociendo que se enfrentan a un reto mayúsculo. Triunfen o no, la inercia es completamente distinta a la de hace 365 días.