El fabricante de automóviles alemán ha pasado por momentos difíciles desde el cambio a los coches con efecto suelo al inicio de la campaña de 2022.
El W13 del año pasado se vio afectado por el porpoising, y la escudería sufrió con una pequeña ventana operativa para la altura de pilotaje en la que su coche producía carga aerodinámica, lo que en la práctica lo obligaba a rodar muy cerca del suelo.
Esto tenía el doble efecto de arriesgarse a rebotar a medida que aumentaban los niveles de carga aerodinámica, pero también obligaba al coche a rodar con una suspensión rígida que lo exponía a problemas con las pistas bacheadas y los bordillos.
Para el W14 de este año, el equipo se propuso ofrecer una mayor carga aerodinámica en un rango mucho más amplio de alturas de conducción, para lo que pensó que la decisión de la FIA de elevar el borde de los suelos en 15 mm podría resultar de ayuda.
Pero Mercedes acabó siendo demasiado prudente con su enfoque de la altura de pilotaje. Después de haber sido precavido a la hora de rodar cerca del suelo, se encontró rodando mucho más alto que los demás, lo que dejó rendimiento sobre la mesa.
Así lo ha confirmado el director técnico, James Allison, que esta semana ha dicho que la decisión se debió a que querían evitar el riesgo de problemas de porpoising.
«Aunque hicimos grandes progresos el año pasado, 2023 presentó a todos los equipos un cambio en el reglamento que ofrecía cierta protección contra el rebote», dijo.
«Durante el invierno nos enfrentamos a una disyuntiva. Ser agresivos y cambiar la protección contra el rebote del cambio de reglamento por rendimiento, o tomar un camino más cauteloso y evitar el tipo de rebotes que arruinaron nuestra temporada el año pasado».
«Elegimos el camino de la cautela, sabiendo que sería menos doloroso corregir si nos equivocábamos. La historia de nuestro año hasta ahora ha sido sobre todo descubrir que habíamos sido demasiado cautelosos y hacer los cambios para corregirlo».
La naturaleza extremadamente complicada de la actual generación de coches, que dependen del aprovechamiento de los vórtices bajo el suelo, significa que hacer un cambio radical de la altura de pilotaje implica un replanteamiento casi total de los mapas aerodinámicos, algo que realmente no es posible a mitad de temporada.
En su lugar, es algo que Mercedes considera que sólo puede abordarse durante el invierno, mientras mira hacia su nuevo coche.