DEL TALLER A LA PISTA: TRANSFORMANDO UN VEHÍCULO DE FÁBRICA A MÁQUINA DE RALLY

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El mundo del rally es una disciplina automovilística llena de emoción y desafíos, y detrás de cada vehículo de competición hay un proceso meticuloso de transformación para adecuarlo a las exigencias de las carreras sobre tierra. Lucho Alayza, embajador y piloto de Toyota Gazoo Racing, detalla el proceso de transformación que un automóvil atraviesa desde que sale de la fábrica hasta que está listo para competir:

1. Desmontaje y montaje de la jaula de seguridad: El primer paso es despojar al automóvil de su carrocería, dejándolo desnudo, para instalar una jaula de seguridad. Este proceso requiere el desmontaje completo de todas las piezas interiores y exteriores del vehículo. La instalación de la jaula puede llevar aproximadamente un mes. Posteriormente, se procede al pintado general del automóvil, tanto en su interior como en su exterior, para darle un acabado impecable.

2. Rearmado del auto: En esta fase, se seleccionan únicamente las piezas necesarias para la competición. “Elementos como la radio, tapices y asientos se retiran”, reitera Alayza, tras indicar que se eliminan todos los accesorios y equipamiento no esenciales. Esta etapa también puede durar alrededor de un mes.

3. Reemplazo de las piezas originales por piezas de competición: Para mejorar el rendimiento en las carreras de rally sobre tierra, se realizan modificaciones importantes al automóvil. Se cambian elementos como la suspensión, la caja de cambios y los frenos por piezas especialmente diseñadas para competición.

La suspensión juega un papel crucial, ya que los amortiguadores convencionales no son adecuados para las exigencias de las rutas de tierra. La mejora de la suspensión brinda mayor maniobrabilidad y equilibrio al vehículo. Esta etapa también lleva aproximadamente un mes para asegurar la calidad, de cara a la carrera de rally.

4. Prueba del auto: Antes de participar en una carrera oficial, es fundamental probar el automóvil en condiciones similares a las de la competición. Esto implica realizar pruebas en rutas de rally o en lugares específicos destinados a evaluar su rendimiento. Durante este período, se verifica el correcto funcionamiento de todas las partes del vehículo. Si el automóvil pasa las pruebas sin presentar fallas importantes, se considera listo para competir. Es importante destacar que, a medida que el vehículo se utiliza en las carreras y acumula horas de uso, pueden surgir nuevos desafíos y problemas técnicos que requieran atención.

Una vez que el automóvil ha superado las pruebas y se ha asegurado su correcto funcionamiento, se encuentra listo para competir en una carrera de rally sobre tierra. Es importante precisar que cada etapa requiere experiencia técnica y dedicación, para asegurar que el vehículo cumpla con los estándares de seguridad y rendimiento necesarios para enfrentar las exigencias de la competición.

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