Scooter Royal Alloy: sabor italiano y humor británico

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En el Viejo Continente, los scooter son un fenómeno del sur, en EspañaFrancia e Italia (por estricto orden alfabético) se venden la mayoría de este práctico tipo de vehículos. A pesar de ello, en el húmedo Reino Unido existe una compañía que en el norte de Inglaterra (cerca de Liverpool) diseña, fabrica y comercializa scooter de aspecto retro. Nos referimos a Royal Alloy (que podríamos traducir como aleación real -un bonito juego de palabras-).

Entre los modelos de Royal Alloy se encuentran los scooter GP250STG250S300S y hasta ofrecen la opción de montar un sidecar. A pesar de la estética retro que recuerda a los vehículos de los años 60, emplean una tecnología moderna. Quizás no es tan descabellado el que la empresa sea británica, pues en ese país nació el movimiento mod, unido para siempre a las Lambretta y Vespa. Unos jóvenes que detestaban a otra tribu, los rockers con sus BSANorton y Triumph.

Scooter Royal Alloy: sabor italiano y humor británico

Scooter Royal Alloy

Como no podría ser de otra manera, y al igual que Vespa, los productos de Royal Alloy huyen del plástico para emplear chapa de acero, tanto en el chasis como en las distintas piezas de la carrocería. El aspecto retro se complementa con frenos de disco con ABS, iluminación LED y panel TFT. Lo que podríamos considerar como la fusión del pasado y el presente.

La pequeña compañía ha ido creciendo poco a poco con la llegada de la gama GP y GT. Además de las TG125 y GP125, han llegado versiones con motores de 244 cc y 278 cc. A los que se les puede añadir un sidecar de fabricación propia.

La gama GP se inspira en las Lambretta de los años 60, el GP250S emplea un motor de 244 cc refrigerado por líquido. Quizás el modelo más curioso es el GP250S MT con las tapas laterales transparentes que dejan ver el motor y el resto de los componentes. Otra particularidad del MT es que es 40 mm más bajo que el resto de la gama y monta un depósito de gasolina diferente.

Los productos Royal Alloy son una prueba más de la imaginación y el sentido del humor que se atribuye al pueblo británico. ¿Quién no quiere moverse por el siglo XXI con el espíritu de los desenfadados años 60? Ya solo faltaría que encontremos a Twiggy esperándonos en una esquina.

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