Antes de que Renault hiciera una gran jugada con el lanzamiento del Logan, pensando en convertirlo en el «auto del pueblo», objetivo que cumplió desde sus inicios, Porsche había diseñado un sedán con el mismos enfoque y características, que alejaban a la marca alemana de su concepto y filosofía de vehículos premium y lujosos.
El proyecto surgió como respuesta a la invitación de gobierno chino de la década de los años 90, época en la que el gigante asiático se abrió al mundo, y básicamente tanto la industria automotriz como otras en diferentes campos, eran limitadas. En el caso de la industria de automóviles, la producción china se enfocaba en buses y camiones.
Con esta apertura, China ofreció a automotrices occidentales la posibilidad de entrar al mercado local a través de colaboraciones con empresas locales. Fue así como Volkswagen alcanzó su posición de liderazgo y popularidad en este país, pero no fue el único que quiso entrar al sector de volumen y es ahí donde entrar a jugar la propuesta de Porsche.

Porsche pudo tener un vehículo popular en China
Así como Volkswagen lo hizo con el sedán Santana en China, el cual se convirtió en un «auto del pueblo», Porsche se lanzó al diseño de un modelo de este tipo, el cual en el proceso de desarrollo recibió el nombre de «C88», y aunque parecía una propuesta que cumplía con todos los requisitos del segmento, no llegó a producirse en serie.
El vehículo se construyó en un único prototipo que estéticamente recuerda al Renault Logan y como se basaba en un concepto ‘low cost’, el refinamiento y diseño premium de los modelos Porsche no fue evidente en este caso. En cambio, se planteó un sedán de carrocería robusta y apariencia simple, y despojado de cualquier accesorio exclusivo.
Al igual que el exterior, el interior del Porsche C88 tenía un diseño básico, pero que encajaba en los estándares de la época. La propuesta incluía un equipamiento como llantas de acero de 15 pulgadas, dos airbags y frenos ABS. Bajo el capó, debía albergar un motor diésel de 1.6 litros conectado a una transmisión automática de cuatro velocidades.

Como parte de la historia de la marca, la única unidad fabricada del Porsche C88 reposa en el Museo Porsche de Stuttgart, junto a los más célebres modelos del fabricante alemán.