Dicen que quien golpea primero golpea dos veces. Si trasladamos ese dicho al mercado de la automoción vemos como el efecto Tesla ha tenido un impacto tremendo en la industria del motor. Los americanos han pasado de no ser reconocidos a transformar la movilidad. Hoy son líderes indiscutibles del mercado gracias a productos que han alcanzado cotas de ventas inimaginables. En el otro lado de la balanza encontramos a Toyota. Los japoneses han tomado decisiones más que cuestionables y su junta de accionistas deja patente su preocupación por el poder de la compañía de Elon Musk.
Los japoneses tienen una mentalidad muy especial. Su cultura les invita a tomar pocos riesgos, pocas decisiones precipitadas. Son bastante cuadriculados y, en ocasiones, muy cerrados a modas, tendencias o cambios. Esa posición inamovible les ha situado en una situación de clara desventaja con respecto al resto del mundo, si nos centramos en la movilidad eléctrica. Ningún fabricante japonés parece especialmente preparado para dar el salto, pero entre todas las marcas la que más preocupa es Toyota.
El conglomerado tiene en su haber algunos de los modelos y de las tecnologías más importantes de la historia. Los padres de los coches eléctricos están tardando en dar un paso más allá. La electrificación les ha cogido con el pie cambiado y el mundo les está haciendo ver que tienen que ir más deprisa o puede que no haya vuelta atrás. Tesla lidera la industria y lo hace con puño de hierro. En el primer semestre del año la compañía de Elon Musk ha entregado casi 900.000 coches en todo el mundo, convirtiendo al Tesla Model Y en el coche más vendido del planeta. Hace 10 años esto era impensable, pero ha ocurrido y lo ha hecho muy deprisa para los japoneses.
Sí, Toyota tiene planes de electrificación, pero nada a corto plazo. El Toyota bZ4X ha sido su primer intento por satisfacer las necesidades del mercado, pero ha sido un primer algo dubitativo que, además, ha sufrido bastantes problemas. Se mejorará, habrá nuevas e interesantes actualizaciones, pero no llegará a situarse como alternativa del Model Y. De cara a 2026, Toyota espera presentar una plataforma, esta vez sí, desarrollada específicamente para coches eléctricos. Lo que servirá de gran ayuda para cumplir con las expectativas de ventas.
En los despachos de Toyota se han propuesto vender 1,5 millones de coches eléctricos en el curso del 2026. Para entonces esperan disponer de 10 modelos diferentes en todo el mundo, 30 para finales de la década, pero la gran pregunta es: ¿dónde estará Tesla por entonces? La compañía de Musk cerrará este año con casi 2 millones de coches vendidos y, si tenemos en cuenta la progresión actual, en 2026 podríamos estar hablando de un volumen de entregas próximo a los 5 millones de coches. A pesar de que sea una especulación, los accionistas de Toyota están muy preocupados por la posición dominante de los americanos.
En la última junta de accionistas de la compañía, los inversores se han mostrado reticentes con respecto al rumbo de la empresa, pero por otro lado no tienen ninguna prisa en lanzar eléctricos. Los japoneses confían en su sistema híbrido y por ahora no lo darán todo por el coche eléctrico. Koji Sato, el nuevo CEO de Toyota, ha llegado para insuflar un nuevo aire a la compañía, pero sin grandes revoluciones. Toyota no hará borrón y cuenta nueva. No habrá cambios drásticos y sí muchos pequeños pasos que buscarán los objetivos para los próximos años. Es posible que para entonces Tesla esté muy lejos y sea prácticamente inalcanzable.