Dicen que cuando algo no sale como tú esperas es mejor pararse, contemplar el panorama y buscar formas alternativas de lograr el mismo objetivo. Audi es una de las compañías principales del Grupo Volkswagen. Los de Ingolstadt han liderado durante años el mercado prémium mundial, pero la llegada del coche eléctrico les ha cogido con el pie cambiado. Su flota e-tron apenas tiene peso en el mercado, pero eso, aunque parezca increíble, no es lo peor de todo. Audi está estancada, necesita algo rápido y, por eso, está planteándose una posibilidad absolutamente increíble.
En un mundo tan globalizado como el nuestro, las sinergias y colaboraciones son el pan nuestro de cada día. Emplear y desarrollar tecnología entre varias marcas es regla básica para el ahorro y el aprovechamiento de recursos. El Grupo Volkswagen lleva años compartiendo elementos entre sus numerosas marcas, incluyendo las plataformas. La arquitectura MQB ha sido una de las más empleadas en la historia, pero ahora todo está focalizado a la nueva era eléctrica. Una era a la que Audi no ha sabido tomarle el pulso tal y como demuestran sus cifras.
La situación de la firma de los cuatro aros es, cuando menos, delicada. Los alemanes se han tomado con excesiva relajación la transición a la movilidad eléctrica. Sus dos máximos rivales, Mercedes y BMW, ya cuentan con una extensa gama de productos eléctricos, mientras que los de Ingolstadt ofrecen poco y no se vende. Los problemas que han surgido han sido numerosos. Desde retrasos importantes en el desarrollo del software, hasta falta de entendimiento con sus hermanos de conglomerado. Audi no puede dilatar mucho la espera y, por eso, busca una solución fuera del Grupo Volkswagen. Una jugada que resulta bastante extraña.
Según diversos informes recogidos por Automobilwoche, Audi está manteniendo conversaciones con diferentes proveedores de China para buscar una rápida solución a su falta de producto. Los planes originales de la directiva indicaban un cambio lento, pero también un punto de inflexión con la llegada de la plataforma SSP. El Proyecto Trinity ha pasado por diferentes altibajos, pero, cuando su lanzamiento estaba previsto para 2026, las nuevas fechas retrasan su presentación hasta el año 2029 o 2030. Un plazo que resulta inasumible, teniendo en cuenta las leyes que rigen en Europa y el avance de numerosos rivales directos.
Las fuentes recogen que Audi y su socia china FAW están construyendo una planta para vehículos eléctricos que producirá modelos basados en la plataforma PPE a partir de finales del 2024. Esos modelos son, principalmente, el Audi A6 e-tron y sus diferentes versiones, como la carrocería Avant que se producirá exclusivamente en China. Si bien la plataforma PPE será el bote salvavidas para Audi, los alemanes no se aferran a ella exclusivamente, de ahí que estén en conversaciones con otras marcas. No hay nada oficial, pero hay varios candidatos de renombre como BYD, Foxconn o Geely. Este último ya ha anunciado que espera ofrecer su plataforma SEA, la misma que emplean el Volvo EX90 o el Lotus Electro, a otras marcas.
La cuestión es que Audi está actuando de forma desesperada. Emplear una plataforma ajena al Grupo Volkswagen puede acelerar el proceso de desarrollo, pero también complicar la adaptación de tecnologías y mecánicas que podrían repercutir en la calidad del producto final y en el precio de venta al público. Sea como sea, la cúpula del Grupo Volkswagen ya ha empezado a cortar las cabezas de los principales responsables de la delicada situación actual de la compañía. El hasta ahora CEO de la marca, Markus Duesmann, ha sido reemplazado por Gernot Döllner, que no tendrá una tarea nada sencilla durante los próximos meses.