Stella Li, la empleada número 340 de BYD, ha sido testigo de la impresionante transformación de la compañía desde sus humildes inicios hasta convertirse en el mayor fabricante de carros eléctricos del mundo, con más de 900.000 empleados y una sólida presencia global.
«El resto de carros son como teléfonos con 2G y en BYD ya vamos por el 5G», aseguró Li en una entrevista con Xataka, destacando la superioridad tecnológica de sus vehículos en el mercado actual.
La Vicepresidenta Ejecutiva, quien comenzó en BYD en 1996 en una empresa aún enfocada en baterías recargables para móviles Nokia y Motorola, recuerda los primeros años como un desafío continuo en una oficina de apenas 150 metros cuadrados. Con el tiempo, BYD se expandió a otros sectores tecnológicos, y hoy cuenta con un valor de entre 120 y 150 mil millones de dólares, abarcando el 23% del mercado mundial de carros eléctricos.
Un ascenso imparable: De baterías a carros eléctricos
«El sueño de nuestro presidente siempre fue ser el número uno en el mundo», comentó Li. Siguiendo esta visión, la compañía se adentró en la fabricación de carros eléctricos hace ya 20 años. “BYD siempre fue una empresa de ingenieros, así que no veíamos el carro como un mero producto mecánico, sino como un sistema tecnológico completo”.
El fabricante asiático es conocido por cumplir sus promesas de calidad e innovación, y esa reputación le ha ayudado a establecerse en mercados exigentes como Alemania y España. “En Alemania, hemos abierto tiendas en ciudades clave, como Stuttgart, y la respuesta ha sido muy positiva», comenta Li. A nivel global, BYD ha ganado clientes que buscan alternativas eficientes y sostenibles a los vehículos de combustión.
Según Li, “cada año, cada categoría es un reto nuevo. Incluso después de 29 años, siento que aún estoy aprendiendo”. Y es que esta mujer ha visto pasar a BYD de fabricar teléfonos a producir autos eléctricos que dominan un 23% del mercado global de este segmento.
La visión a futuro es la inteligencia en los vehículos
Por otro lado, en relación con los aranceles impuestos en Europa a los productos chinos, Li sostuvo que esta medida solo perjudica a los consumidores europeos. «No hay justificación para estos aranceles; se basan en motivos infundados que terminan perjudicando al consumidor y limitan el acceso a tecnología ecológica avanzada».
De acuerdo con la vocera, la industria automovilística debería unirse en el objetivo común de combatir el cambio climático. Para ella, el uso de tecnología de vanguardia, independientemente de su origen, es crucial para abordar los desafíos ambientales.
Entre tanto, Li ve la inteligencia como el próximo gran avance en la industria automotriz. “Si pensamos en el desarrollo del automóvil como un partido de fútbol, la primera mitad fue la electrificación, y la segunda será la inteligencia”, explica, proyectando un futuro en el que BYD se mantendrá en la cima gracias a su enfoque en tecnología de vanguardia e investigación.
La historia de Stella Li y BYD es un ejemplo claro de cómo la innovación y el compromiso con la sostenibilidad pueden revolucionar una industria. En un mundo donde el cambio climático exige soluciones concretas, compañías como BYD demuestran que una transición a tecnologías más limpias no solo es viable, sino rentable y atractiva para el consumidor.