Susie Wolff, directora de la F1 Driver Academy y esposa del jefe del equipo Mercedes, Toto Wolff, se encontró en diciembre en el centro de una tormenta mediática después de que la FIA anunciara que estaba investigando un posible conflicto de intereses entre ambos.
Los medios sugirieron que ambos habían compartido información confidencial y que los equipos se habían quejado a la FIA. Ambas acusaciones fueron posteriormente desmentidas.
El asunto salió a la luz pública después de que la FIA emitiera un comunicado en el que afirmaba que: «La FIA es consciente de la especulación de los medios de comunicación centrada en la alegación de que un miembro del personal de la FOM ha transmitido información de carácter confidencial a un director de equipo de F1. El Departamento de Cumplimiento de la FIA está investigando el asunto».
Aunque no se nombraba a los Wolff en el comunicado, era obvio a quién se refería el organismo rector, y su identificación también se comunicó a los medios de comunicación.
Sin embargo, a raíz de la enorme reacción suscitada por el asunto, que incluyó a los nueve rivales de Mercedes declarando que no se habían quejado a la FIA, el organismo rector se retractó rápidamente.
Apenas 48 horas después de su declaración inicial, dijo que el asunto estaba cerrado, ya que no había ningún caso que responder, y que las cosas ni siquiera justificaban una investigación formal.
Eso no fue suficiente para Susie Wolff, en particular, que sintió que la FIA ya había hecho un gran daño a su reputación al decidir hacer público que estaba evaluando el asunto.
En ese momento, escribió en las redes sociales: «Puede que haya sido un daño colateral en un ataque infructuoso contra otra persona, o el blanco de un intento fallido de desacreditarme personalmente, pero he trabajado demasiado para que mi reputación se ponga en duda por un comunicado de prensa sin fundamento».
También ha habido intriga sobre la fuente del informe original de los medios de comunicación que desencadenó la acción de la FIA en primer lugar, y si había venido de dentro del propio órgano de gobierno.
A falta de una disculpa pública por parte de la FIA, Susie Wolff ha dado un paso más y ha acudido a los tribunales franceses en un intento de llegar al fondo de las acusaciones vertidas.
En un mensaje publicado en las redes sociales en la previa del Gran Premio de Australia, declaró: «Puedo confirmar que he presentado personalmente una denuncia penal ante los tribunales franceses el 4 de marzo en relación con las declaraciones hechas sobre mí por la FIA el pasado mes de diciembre».
«Todavía no ha habido ninguna transparencia ni responsabilidad en relación con la conducta de la FIA y su personal en este asunto».
«Creo que ahora más que nunca es importante dar la cara, denunciar los comportamientos indebidos y asegurarse de que la gente rinda cuentas.
«Aunque algunos piensen que el silencio les exime de responsabilidad, no es así».
A principios de esta semana se desató una nueva intriga en torno a la gestión de la FIA de los acontecimientos del pasado diciembre, cuando el organismo rector anunció que, en tales circunstancias, su política era mantener los asuntos a puerta cerrada.
El Comité de Ética y el Oficial de Cumplimiento de la FIA, que están estudiando una serie de denuncias recientes, entre ellas un par relacionadas con el presidente Mohammed Ben Sulayem, del que ha sido absuelto, declararon que su política era no revelar detalles en público.
En relación con los últimos acontecimientos, dijo: «En la FIA, las investigaciones y quejas son recibidas y gestionadas por el Oficial de Cumplimiento y, en su caso, por el Comité de Ética».
«Ambos órganos funcionan de forma autónoma, garantizando una estricta confidencialidad durante todo el proceso».
«En consecuencia, y en general, no podemos confirmar la recepción de ninguna queja específica y es poco probable que podamos hacer más comentarios sobre las quejas que podamos recibir de cualquiera de las partes».
Esta postura suscitará nuevas preguntas sobre el enfoque que adoptó con su gestión del asunto Wolff.