El sector del transporte está en plena carrera hacia la sostenibilidad. En tal sentido, el hidrógeno emerge como una de las alternativas más prometedoras. Aunque los autos eléctricos han dominado la conversación, un nuevo avance liderado por el Proyecto Brunel, en colaboración con empresas como Cummins, Johnson Matthey, Phinia y Zircotec, ha puesto el foco en los motores de combustión interna de hidrógeno (H2-ICE).
Y es que este desarrollo no solo supera barreras técnicas, también ofrece una solución viable para la descarbonización del transporte comercial. El hidrógeno, producido a partir de fuentes renovables como la energía solar, eólica o biomasa, es una alternativa limpia y versátil.
Así, cuando se utiliza en una celda de combustible, su único subproducto es agua, lo que lo convierte en una opción ideal para reducir las emisiones de carbono. Sin embargo, su adopción masiva se ha visto limitada por desafíos técnicos y logísticos.

Innovación del motor de hidrógeno
El Proyecto Brunel ha logrado superar estos obstáculos con un motor de 6,7 litros. Este se diseñó para camiones y autobuses de servicio mediano. Este motor no solo es compatible con los vehículos comerciales actuales sin necesidad de un rediseño completo, además, ofrece un rendimiento y durabilidad comparables a los motores tradicionales.
Por lo anterior, el éxito de este proyecto radica en la combinación de varias tecnologías innovadoras:
- Plataforma de motores de encendido por chispa de Cummins: Base del nuevo motor.
- Inyección de combustible de hidrógeno de Phinia: Optimiza la eficiencia del motor.
- Catalizadores de postratamiento de Johnson Matthey: Reducen las emisiones residuales.
- Recubrimientos de barrera de hidrógeno de Zircotec: Mejoran la durabilidad del motor.
Esta colaboración ha permitido crear un motor que no solo es eficiente, también competitivo frente a otras alternativas como los motores eléctricos. Es bueno enfatizar en que este proyecto ha sido respaldado por el Gobierno de Reino Unido y el Centro de Propulsión Avanzada (APC), lo que subraya el compromiso del sector público y privado con la descarbonización.

Ideal para carros pesados
Jonathan Atkinson, director ejecutivo de estrategia de producto de Cummins, destacó que este avance posiciona al Reino Unido a la vanguardia de la tecnología de hidrógeno. A esto se suma que la arquitectura escalable del motor de 6,7 litros permite su adaptación a vehículos pesados y maquinaria no de carretera, como equipos de construcción y agrícolas. Cummins ya está desarrollando un motor de 15 litros para vehículos pesados, ampliando el alcance de esta tecnología.
Es de anotar que Cummins ha invertido más de 13 millones de libras esterlinas (16,8 millones de dólares) en una nueva instalación de pruebas de sistemas de propulsión en su campus de Darlington. Esta dinero permitirá evaluar y certificar sistemas que integran tecnologías avanzadas de diésel, gas natural, hidrógeno y baterías eléctricas, reforzando su compromiso con la innovación y la sostenibilidad.
En conclusión, el motor de hidrógeno desarrollado por el Proyecto Brunel representa un avance significativo en la búsqueda de soluciones sostenibles para el transporte. Aunque los vehículos eléctricos han acaparado la atención, esta innovación demuestra que el hidrógeno tiene un papel crucial en la descarbonización, especialmente en el sector comercial.