Para muchos países alrededor del mundo, el vocho fue mucho más que un simple auto. Para miles de familias fue su primer medio de transporte, el vehículo en el cual aprendieron a manejar diversas generaciones. El vocho fue un infatigable compañero de aventuras.
Rendidor, económico, aguantador y con características nunca igualadas, el vocho, maggiolino, fusca, käfer, beetle, bug o como lo queramos llamar tuvo una concepción singular, llena de anécdotas que nos remiten hasta la época previa a la Segunda Guerra Mundial y a uno de los personajes más lúgubres en la historia de la humanidad: Adolfo Hitler.
El vocho llega Latinoamèrica
La primera etapa de Volkswagen comenzó en el año de 1954 y terminó en 1963. Al principio sólo se importaban automóviles completos, más tarde se tuvieron que ensamblar los vehículos en México y finalmente, en 1964, comenzó la fase de producción.
En 1954, año de presentación del Volkswagen en México, el país sólo tenía treinta millones de habitantes. Por las carreteras del país circulaban cerca de medio millón de coches, incluyendo camiones de carga y autobuses.
Los automóviles eran, en su mayoría, grandes coches lujosos de más de cuatro cilindros, y los costos de consumo de gasolina, de refacciones y servicio eran altos. Los autos compactos no eran muy conocidos y sus ventas muy bajas, especialmente los de procedencia europea. El Sedán era prácticamente desconocido y su fabricación en México parecía ser no muy adecuada.
No obstante se sabía que el vocho era un éxito de ventas en Estados Unidos y también en Brasil, pero aun así podía considerarse la entrada al mercado mexicano como una gran aventura financiera.
¿Por qué fue tan exitoso el vocho?
Desde su llegada a Latinoamèrica, el escarabajo tuvo un éxito espectacular. Económico, fácil de reparar, divertido y lograron que Volkswagen vendiera miles de unidades cada año, un fenómeno que se repetía en casi todos los países donde se comercializaba.
Fueron sus características las que lo convirtieron en el modelo preferido por los taxistas, quienes los elegían por sobre otros modelos, debido a su economía de combustible, resistencia y porque sus refacciones eran baratas y se podían adquirir “hasta en la tienda de la esquina”.
El Volkswagen Sedan fue el auto que prácticamente puso sobre ruedas a todo un continente y lo transportó desde 1964 hasta el año 2003, cuando dejó de producirse.
Si era tan exitoso ¿por qué desapareció?
El rumor del cese de la producción del escarabajo se había escuchado en los años previos al 2003 con preocupante insistencia. Y de igual forma, una y otra vez la Planta VW de Puebla desmentía el que hasta entonces era sólo un rumor.
Sin embargo, un viernes del mes de mayo de 2003, Volkswagen AG, con sede en Wolfsburg, Alemania, confirmó que la única factoría del consorcio que aún armaba este legendario auto lo dejaría de hacer en el transcurso de las siguientes semanas.
La noticia dio la vuelta al mundo en cuestión de minutos y de esta forma, aficionados y medios impresos y electrónicos de todo el orbe se dieron a la tarea de saber más al respecto. Aunque para todos ya era claro que el cese de la producción se debía principalmente a la disminución de ventas del modelo, había todavía muchas interrogantes al respecto: ¿Se fabricaría una edición conmemorativa? ¿Volkswagen de México haría un evento especial al respecto? Finalmente y con el paso de los días, las respuestas fueron apareciendo una a una.
El vocho permitía el tuning en su máximo esplendor
El adiós al Auto de Pueblo se llevó a cabo en la Planta Volkswagen de Puebla, en un enorme foro, construido para la ocasión, el cual se dividió en dos partes. La primera fue, más que nada, un gran museo donde se exhibieron cientos de reproducciones de fotos históricas relacionadas a la trayectoria del Sedán en el mundo.
También estuvieron ahí, bajo los reflectores, diversos Vochos clásicos, como un Oval que era el encargado de dar la bienvenida a todos los visitantes y una reproducción del inolvidable Herbie, Cupido Motorizado. No faltó un ejemplar de la edición especial Silver Bug e incluso una reproducción del Sedán Número 21 Millones.
El amor por el vocho no ha desaparecido
Hoy, veinte años después de que el vocho dejó de fabricarse, el amor por este auto no ha disminuido ni un ápice. Se ha convertido en un objeto de culto que reúne a miles de entusiastas cada semana en diversas concentraciones realizadas a lo largo y ancho de Latinoamèrica.
Los años pasarán, muchos coches llegarán y muchos otros desaparecerán, pero el vocho seguirá teniendo un lugar muy especial en la mente y corazón de millones de personas, quienes no permitirán que el recuerdo de este legendario se pierda en la bruma del tiempo.