Por Rafael Mèndez
La historia del Escarabajo está muy lejos de ser un cuento de hadas. Nació como una traición, fue el capricho de un asesino de masas y sirvió fielmente al ejército nazi, sin embargo, se ganó la simpatía de medio mundo. Así es la historia de este modelo probando su última evolución.
En 1972, hace màs de medio siglo, salía de las líneas de montaje de Volkswagen el VW Escarabajo número 15.007.034 y se batía el récord de ventas que ostentaba desde hacía más de 50 años el Ford T, el primer automóvil de masas de la historia. Todavía le quedaban muchos años de producción por delante al mítico Volkswagen, que llegaría hasta las 21.529.464 de unidades fabricadas en todo el mundo, lo que alza al VW Escarabajo hasta el cuarto lugar de los coches más vendidos de la historia a día de hoy.
Nadie podría haber imaginado que el utilitario alemán imaginado por Hitler acabaría por convertirse en el coche de los pacifistas y en la mascota con ruedas de millones de familias, pero además de sus simpáticas y originales formas, el Escarabajo tuvo la suerte de que en su historia se juntaron tres nombres de excepción: Heinrich Nordhof, Max Hoffman y DDB. El primero de ellos era el máximo responsable de la compañía cuando los ingleses dejaron de ocupar Alemania tras la Guerra y tuvo claro que la exportación era vital para la rentabilidad de una marca que vivía de un único modelo. El segundo fue el hombre de negocios bien relacionado en los EE.UU. que abrió los ojos y salvó de la quiebra a marcas como Ferrari, Porsche o Mercedes abriéndoles las puertas del mercado americano de par en par. El tercero es el nombre de la compañía publicitaria que creó una de las mejores campañas de propaganda de la historia.
Junto con el Mini, el Ford T y el Citroën 2CV, el VW Escarabajo (Typ 1, como se conocía internamente en la fábrica) ha sido uno de los coches más influyentes de la historia, y los tres tienen en común una cosa: se diseñaron para ser accesibles a la mayoría.
Vamos a dar un repaso a la historia de este modelo y cómo llegó a convertirse en el coche más vendido de la historia hace ahora 50 años.
Historia del VW Escarabajo: de auto de guerra al «Flower Power» gracias a DDB
Es curioso que un automóvil que nació del puño de uno de los hombres más repudiados del siglo XX se haya convertido en uno de los objetos con más carisma de la industria, hasta el punto de que más que un coche, muchos de sus propietarios lo ven como una mascota. Adolf Hitler supo cómo manipular a toda una nación. Creó las Autobahn (autopistas) para que los alemanes pudiesen desplazarse de manera eficiente por todo el país, aunque también le sirvieron para que sus tropas pudieran ser movilizadas de forma inmediata en su «Blitzkrieg» (guerra relámpago) y cruzar las fronteras hacia Polonia y demás países vecinos.
Luego, las quiso llenar con un automóvil que resultase económico y accesible para la mayoría de sus ciudadanos, el Volkswagen (coche del pueblo), pero la realidad es que, el coche que presentó de su propio puño y letra en un boceto a Ferdinand Porsche, más que movilizar a un pueblo sirvió como base para el desarrollo de un vehículo militar ligero para sus tropas: los Kubelwagen y Schwimmwagen (en el caso de los modelos anfibios).
Dicen que Hitler pidió a Porsche que diseñase un coche que cumpliese 3 requisitos:
- Que alcanzase al menos 100 km/h para sacar partido a sus autopistas.
- Que consumiese menos de 10 l/100 km.
- Que tuviese capacidad para acomodar a una familia media alemana.
Cualquiera que haya podido probar uno de los primeros VW Beetle puede confirmar que estas tres premisas a duras penas se cumplen, pero aun así Hitler aceptó el vehículo presentado por Porsche y, al final, sus previsiones se quedaron cortas. El Volkswagen (coche del pueblo en alemán) no sólo movilizó a un país, sino a medio planeta. Con más de 21 millones de unidades vendidas, el Escarabajo fue el coche más vendido del mundo, desbancando al mítico Ford T y sólo superado recientemente por el Toyota Corolla.
Irónicamente, el gran boom de ventas del coche del pueblo alemán tuvo lugar cuando éste cruzó el Atlántico y conquistó las américas. Las geniales campañas publicitarias desarrolladas por la compañía DDB calaron en el corazón de los automovilistas. Una imagen enorme, un título cargado de sarcasmo e ironía y tres columnas de texto, ésta sencilla fórmula daba la vuelta a la tortilla y convertía los defectos del Beetle en simpáticas virtudes. Un pequeño VW aparcado junto a una casa normal y el slogan «Hace que tu casa parezca más grande» en un país donde los grandes coches apenas cabrían un un apartamento actual, ése es el tipo de genialidad que abrió las puertas de los hogares americanos al coche de Hitler y que, incluso los hippies lo adoptasen como un símbolo de paz.
Siempre se ha hablado de «el quinto Beatle» y en el caso del Beetle siempre se habla de 2 hombres: Adolf Hitler y Ferdinand Porsche. Sin embargo, hay otros 3 personajes que han sido cruciales en la historia, no sólo de este modelo, sino de la propia marca Volkswagen, que sin duda no existiría de no ser por ellos: Hans Ledwinka, Charles Radclyffe y Heinrich Nordhoff.
Pese a que el proyecto se inició a mediados de los años 30, los primeros prototipos estaban haciendo pruebas en 1936 y en 1938 se presentó al público como kdf-Wagen, lo cierto es que apenas se fabricaron unidades «civiles» del VW escarabajo, algunas de ellas preparadas para funcionar con gasógeno (un gas generado a partir de carbón vegetal debido al racionamiento de la gasolina motivado por la guerra) entre 1940 y 1945. Tras el final de la contienda, con una fábrica prácticamente destruída por los bombardeos aliados y un modelo cuyo diseño ya contaba con 10 años (y que fue plagiado por Ferdinand Porsche a Hans Ledwinka, por lo que VW tuvo que indemnizar a Tatra años más tarde), el futuro de aquel proyecto, sencillamente, no existía.
Los aliados se tomaron su botín de guerra y se fueron quedando con todas las fábricas, ingenieros e industrias de interés, pero nadie quería aquella factoría de Wolfsburg y aquel coche de formas anticuadas. Ford rechazó la oferta mofándose del escarabajo, nadie creía que fuese posible reflotar aquello, nadie excepto el oficial británico Charles Radclyffe, quien se ocupó de reflotar aquellas ruinas y comenzar con la producción del coche de la nueva marca: Volkswagen. Con 2/3 de la factoría en ruinas, en la segunda mitad de 1945 apenas se produjeron medio centenar de VW Escarabajos, ya con la compañía rebautizada, por lo que se considera que el nacimiento del mítico modelo tuvo lugar en esta fecha en lugar de en 1938.
Radclyffe supo ver el potencial del coche alemán, hasta el punto de encargar un modelo especial para su uso personal de dos plazas descapotable, con unas líneas deportivas muy atractivas y que serían copiadas años más tarde por la compañía Hebmuller cuando presentó su versión de escarabajo descapotable a Heinrich Nordhoff. Por desgracia, este carrocero sufrió un incendio en su factoría y de sus talleres salieron muy pocas unidades del VW Cabrio Hebmuller, el VW más cotizado en la actualidad, con precios que superan los 100.000 euros.
Los primeros años de producción fueron una pesadilla. El tejado de la factoría tenía tantas heridas de guerra que llovía más dentro que fuera de ella. Los empleados tenían que trabajar en unas condiciones pésimas y sus reivindicaciones quedaban patentes en las carrocerías de los coches que montaban, cubiertas con carteles en los que pedían mejoras en sus pagas, comida y condiciones fabriles.
En 1948 se hace cargo de la dirección de la fábrica Heinrich Nordhoff. Este ingeniero alemán consigue dar la vuelta a la situación y las cifras de producción del VW Beetle no paran de crecer. En sólo un año logró duplicar las unidades fabricadas en 1949 (rozando las 20.000) y en 1961 logró el hito de superar el millón de coches fabricados al año, increíble.
Sus campañas publicitarias con el genio de Bernd Reuters en la década de los 50 y de DDB a partir de la muerte de éste fueron todo un acierto y Volkswagen no paraba de crecer de manera exponencial.